Día 6 (Preikestolen)

Hoy es el día grande de todo el viaje. Preikestolen, Pulpit Rock, El Púlpito. El cacho piedra más grande que hayáis podido ver en vuestras vidas, aunque sea en fotos.

Nos levantamos a las 6:45 para desayunar en el hotel. El de los gofres gratis para los huéspedes. El desayuno fue muy rico, había de todo y un chico muy atento siempre para que no se acabase nada. Comimos salmón, embutidos, quesos, leche... Lo que hemos tomado que no nos ha gustado nada ha sido el café de aquí, que es agua con colorante, sabe fatal y no mola nada, ni si quiera con mucho azúcar mejora la cosa... A eso de las 7 y media estamos ya listos para salir del hotel, dientes cepillados, ropa puesta y bocadillos con comida "robada" del buffet preparados.

Vamos hacia el muelle, donde salen los ferrys que transportan coches, como los de la carretera del otro día. El nuestro salía a las 8:00, así que puntuales estamos allí un poco antes por si las moscas, for the flies (este chiste si no lo pilláis tampoco os esforcéis, es para algunos en concreto ;D). Preguntamos en información de la empresa y nos dice que los billetes de barco y autobús para llegar allí se compran en el barco y el autobús, respectivamente. Así que cuando llega el barco montamos en él y a esperar. Igual que el otro, tenía cafetería con de todo y lo típico de estos barcos... Un poco de zarandeo... Lluvia intermitente...

Cuando legamos a Tau (así se llamaba el pueblo donde paraba el ferry) nos bajamos y preguntamos por el autocar que había que coger, que de hecho iba con nosotros en el barco. El billete que compramos en el barco era para todo ya, es decir, incluía el barco ida y vuelta y el autocar ida y vuelta, por eso era importante montar en el correcto. El viaje en el autobús muy bonito (según mi madre), porque mi hermano y yo íbamos hablando y escuchando música. Hemos llegado a Preikestolhytta (el sitio donde se inicia el ascenso) a las 9:10, y comenzamos la subida en ese mismo instante. El camino merece la pena muchísimo, es precioso, unas vistas de los fiordos y de los bosques y las piedras y un cansancio tremendo al principio, pero luego ya te acostumbras a subir las piedras y las cascadas y todo va mucho mejor.

Llegamos arriba del todo, al preikestolen, como 2 horas después de empezar a subir, y estuvimos haciendo fotos como alrededor de una hora. Es una sensación increíble, es muy muy guay. Lo ves en fotos y te sorprendes y tal, pero cuando estás allí... Es indescriptible, no hay nada que pueda compararse a estar sentado en el borde de una roca de 600m de altura con los pies colgando por el precipicio y sentirte seguro pero con miedo, que se te cierra el culo que no te entra un piñón por él. Y luego las fotos desde un lado, desde el otro, de los pies cuando estás sentado y debajo de tus pies el vacío... Después mi madre se quedó en el púlpito, pero mi hermano y yo nos fuimos por un camino de cabras lleno de piedras enormes hasta un saliente un poco más arriba, para hacer la típica foto que sale en las postales, aunque no conseguimos tomar la misma imagen. Además empezó a llover un poco otra vez y bajamos a buscar a mi madre (en realidad ella bajó antes y luego nos la encontramos por el camino). La verdad es que el tiempo se ha portado muy bien hoy, estaba el cielo cubierto, pero no llovía todo el tiempo, y cuando llovía eran unas gotas solamente. Pero eso sí, las rocas que pisábamos estaban SIEMPRE mojadas. Si no era por la lluvia era porque había una cascada, cuando no era eso metías el pie en un charco de lodo negro... Pero ha sido una de las mejores experiencias de mi vida, una pasada. Se lo recomiendo a todo el mundo que tenga la oportunidad de ir a verlo. Id, es impresionante, una cosa alucinante.
Al final llegamos abajo (el descenso fue menos cansado pero más complicado, porque las piedras resbalaban mucho y bueno, era difícil caminar por las piedras). Entre unas cosas y otras llegamos abajo a preikestolhytta a las 13:45 y menos mal, porque si llegamos a tardar un minuto más perdemos el autobús de vuelta al barco y nos habría tocado esperar "solamente" una hora y media más...

Durante el trayecto, yo me caí una vez, muy gracioso, quedé sentado en una piedra... Hubo un montón de resbalones por parte de los tres (yo más que ninguno) y mi madre se cayó al bajar, aunque ella dice que no se cayó porque apoyó las manos y que eso no cuenta... Pero cuenta.

Ya una vez dentro del autocar volvemos hasta el puerto donde nos dejó el ferry y cogemos otro para volver a Stavanger. Lo de antes, comemos un poco, pedimos unos cafés...

Cuando llegamos a Stavanger mi hermano y yo nos vinimos al hotel porque estábamos cansados ya, pero mi madre se fue a la ciudad a pasear y ver las tiendas abiertas, que ayer como era domingo estaba todo cerrado, y mi hermano y yo estuvimos toda la tarde viendo capítulos de Cómo conocí a vuestra madre.

Cuando mi madre volvió nos pegamos unas duchas todos y a las 21:00 bajamos a comer los gofres que sirven aquí en el hotel, que están buenísimos y ahora mismo no sé si hablé de ellos ayer... Te los sirven con queso agrio, mermeladas y azúcar. También ponen el café ese que toman aquí que está tan malo...
Después de eso, me subí a la habitación a escribir esto, y a ultimar unos detalles para enviar unas postales que tenemos que enviar desde aquí, aunque no sabemos dónde hay buzones... Ya los buscaremos mañana...

Y ya sin más dilación, me voy a dormir, que ya va siendo horita...

Hasta luega!

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